jueves, 19 de abril de 2012

"Aquel loco Señor de la madrugada". Este es mi relato, presentado al certamen literario de mi instituto "El Brocense" y por supuesto, no ganado...

    “Hoy, como siempre sigo obcecado en mis empeños, mis virtudes y mis deseos. Llevo escribiendo sesenta años y nunca mis obras han visto la luz...
¿Para qué saturar de información lírica mentes que no pueden comprender la fruta de mi pasión?. Con mi pupilo, mi propio nieto paso mis horas en mi librería, él escucha mis historias, las interpreta, se inventa sus fantasías... Y eso es para lo que cualquier señor honorable y escritor desea que sus obras sirvan. Para eso y para enriquecer los nidos donde descansan los pajaritos de la información de las personas, aunque muchos piensen que carecen de ellos.”
Tres años después de este monólogo Grand Peré falleció. Nadie lloró por él más que su nieto, nadie lo conocía siquiera ni sabía quién era. Antes de morir Grand Peré escribió su última obra, incompleta al final, “Sueños de cristal”.
Una novela de ideología ciega, quienes la tuvieron en sus manos aseguran que estaba impregnada en rencor y soledad, tan profundamente estaba arraigada a sus propios escritos que cualquier persona que la leyese por muy cuerda que en un principio estuviese acababa demente, no una demencia controlada, como esa demencia senil, sino una demencia de locura desatada. Quien los vio asegura que eran auténticos monstruos, monstruos que se hallaban siempre rondando su misteriosa y oscura librería. Hasta que un día todo acabó, ¿cómo y porqué? Solo yo sé la verdadera razón. Fue desde el seno del problema, desde esa librería, nadie a parte del espíritu de mi abuelo pudo haber encontrado tan bella manera de echar a arder las obras que significaban su vida.
¿Esto quiere decir algo importante? No lo se yo, quien siendo el nieto preciado de aquel señor ahora me encuentro sumido en mi mundo, ¿loco? Yo no lo se... pero sí que me encuentro en el lugar que él siempre quiso que me hallase, aunque con diferente estructuración. Me encuentro en las ruinas de su preciosa librería, aquella que ardió y dónde encima de la cual construyeron el psiquiátrico en el que ahora me encuentro interno debido a sus demencias más que a las mías propias, debido a que él se volvió Quijote dejando mi mente en sus profundos razonamientos ilógicos. Repito, ¿Loco?...
Solo dos días a la semana... Ayer y mañana.
                                                                     "Memorias de Ángel Guerrero Barroso"

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