Siempre me he considerado alguien agraciado, no por mi aspecto, tampoco por mi inteligencia, sino por mis ganas de leer. Para mí cada segundo entre páginas es un mundo paralelo, otra realidad que me embauca más y más. ¿Pero a quién le importa como soy?.
Debido a mi profunda afición a las bibliotecas puedo entrar en zonas, digamos... prohibidas al resto.
Allí se encuentran libros idílicos sobre absolutamente todo, con teorías científicas dormidas por su extraño sabor social. Estas afirman la existencia de múltiples realidades similares a la nuestra, infinidad de universos paralelos. En fin, toda una nueva versión del mundo.
Algunos cuentan como manipular al ser humano, doblegandolo hasta que haga lo que uno desea, torturar sus mentes...
Solo yo y una compañera, una joven bibliotecaria de la zona podemos entrar en esa zona, siempre custodiada por agentes del servicio secreto nacional, Ese fantástico lugar... Y ambos coincidimos en que, actualmente, ni el cine ni siquiera la vida misma son mayor espectáculo y aventura como disfrutar de una buena composición lírica, una que te guste y te sumerja en otros lugares haciéndote el protagonista, o simplemente el partícipe de esos sucesos.
Ángel Guerrero Barroso.
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