Predisposición a la locura, me reportó un informe clínico. A parte de un sinfín de indicaciones que me dio el médico, yo me quedo con mi tendencia a perder la cabeza. No es que eso me agrade, tampoco que me moleste. Pero dentro de una globalización cada vez más modélica somos pocos quienes destacamos por algo.
Lo absurdo de la situación es que un demente se sienta orgulloso de su estado, pero entonces piensa: "más absurdo es imitar aquello que carece de importancia" y con esto me refiero a copiar vestimentas, formas de hablar... de las estrellas de la prensa del corazón.
A lo largo de la historia han ido sucediendose diversas modas hasta llegar a nuestros días, que es, como no podía ser de otro modo, Ser distinto.
Parece que nuestro instinto nos dicta que, al querer volvernos todos iguales, nos diferenciemos los unos de los otros. Pero ha ocurrido que ha sido creada la tendencia de diferenciarse, de la que ahora no podemos escapar. No podemos hacerlo, salvo los pocos privilegiados que, como yo, ostentamos un sello acreditativo de calidad, en mi caso, mi locura.
Y ahora yo pregunto. ¿Cuánto pasará hasta que volverse loco se convierta en tendencia mundial?
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