Barracudas entre columnas,
de habla.
Chispazos fugaces teñidos,
de agua.
Plata escarlata luminosa,
en la mañana.
De un sueño muerto,
en la batalla.
Una lucha furiosa y encarnizada,
con el alma.
Ninguna victoria gloriosa,
con la nada.
Ayer por la noche se fue,
mi mirada.
Ayer por la noche sangré,
ríos de plata.
Hoy entre algodones,
me levantaba.
Miré hacia abajo,
me lloraba.
La observé calurosamente,
no tenía habla.
Triste y vacía mi mente.
Yo la amaba.
Ángel Guerrero Barroso. 17/04/2012
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