jueves, 10 de mayo de 2012

"Autoseguridad"

La elección de lo más simple ante una duda es, en última instancia, lo más complicado para quien se está jugando algo de importancia.
Recuerdo un día en clases, cuando cursaba segundo de la Educación secundaria Obligatoria, apalabrándonos en un examen oral en el momento en el cual el profesor de ciencias de la naturaleza realizó a una alumna sobresaliente una pregunta en la que se medía el nueve y el diez. La cuestión era que si podía, sin equivocarse, decir su nombre completo.
La joven se comenzó a poner nerviosa. no sé si fue porque no lo creía o debido a su personalidad pero durante un rato no pudo articular palabra. El profesor observando lo mal que lo pasaba decidió cancelar la pregunta. Al final terminó concediéndole el diez pero fijaos como una pregunta tan sencilla como es el nombre puede generar una duda grandísima, una confusión enorme, cercana al equívoco de la propia cuestión.
No debemos caer en esos casos de insolubilidad mental, de empachamiento intelectual sino que debemos aclarar nuestras ideas desde la base, formar nuestra casa desde sus cimientos. Poco a poco vamos ponderando al alza sobre los ladrillos de nuestras dudas y, mediante la experiencia, este lento proceso será bastante aligerado pudiendo responder, casi inmediatamente, a las preguntas formuladas.
Ésto nos asegura una mayor capacidad racional, así como un aumento del conocimiento de nosotros mismos.

Y no hay nada más importante que saber quiénes somos y qué queremos.



                                                                                           Ángel Guerrero Barroso

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